Presentación
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Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) es un organismo especializado de las Naciones Unidas, creado en 1945 para luchar contra el hambre en el mundo. Las cuestiones agrícolas y alimentarias preocupaban entonces a los Aliados, tanto como la paz a la que contribuyeron. La primera piedra fue colocada en la Conferencia de Hot Springs (1943) que se centró principalmente en tres áreas: el aumento de la producción agrícola, la mejora de los circuitos de distribución y la adaptación del consumo de alimentos a las necesidades de las poblaciones. La Declaración Final, redactada por el canadiense Pearson, expresa la convicción que motivó a los participantes a lo largo de los debates, según la cual: “the first cause of hunger and malnutrition is poverty” (“la causa fundamental del hambre y la malnutrición es la pobreza”), así como la voluntad común de accionar varias palancas (desarrollo del empleo, garantía de ingresos suficientes para los productores, protección del consumidor, expansión del comercio internacional, limitación de las fluctuaciones de precios de los productos agrícolas y alimentarios…) para garantizar el acceso universal a una alimentación vital. En sus memorias, Pearson dice: “hemos apostado decididamente por un enfoque social y no beligerante, centrado en el progreso, la seguridad y el bienestar [y] con el fin de no aceptar la doctrina mezquina que promueve la estabilidad económica y el progreso mediante la penuria, denunciando una situación en la cual una minoría vive en la abundancia y comodidad, mientras que dos tercios de las personas en el mundo pasan hambre y miseria” (traducción libre). Con este objetivo, la FAO fue creada antes de que la agricultura y la alimentación fueran finalmente relegadas, al final del conflicto mundial, detrás de las cuestiones más generales relacionadas con el comercio internacional.
Solo los Estados, a los cuales se agrega la Unión Europea, son miembros de la FAO, que reúne 191 miembros. Su sede está en Roma. Como organismo especializado de las Naciones Unidas (ONU), participa en los trabajos del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC), que coordina las actividades de las catorce agencias de la ONU y de las comisiones regionales especializadas en los ámbitos económico y social. Desarrolla también cooperaciones con otras instituciones, especialmente aquellas con sede en Roma (Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola – FIDA -, Programa Mundial de Alimentos – PMA) para fortalecer sus esfuerzos comunes en pro de la seguridad alimentaria y el desarrollo agrícola sostenible en el largo pla-zo. La FAO desarrolla igualmente colaboraciones con el Banco Mundial en el marco de un programa de cooperación técnica, donde la FAO identifica y prepara los proyectos agrícolas susceptibles de ser financiados por el Banco. Asimismo, desarrolló acuerdos similares con bancos regionales de desarrollo. Por último, la FAO estableció, junto con la Organización Mundial de la Salud (OMS), una comisión cuya labor consiste en dictar las normas internacionales en materia alimentaria (Codex Alimentarius). Además, administra conjuntamente con la misma OMS, el Comité Mixto de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA).
El órgano plenario de la FAO es la Conferencia, la cual fija la política general y aprueba el presupuesto de la Organización. Reúne a los Estados Miembros, a los Miembros Asociados y a los Observadores (Estados, organizaciones intergubernamentales, organizaciones no gubernamentales – ONG). Los miembros asociados participan en las deliberaciones de la Conferencia, pero no tienen derecho a voto y no pueden ocupar cargos. La Conferencia formula recomendaciones sobre las cuestiones relativas a la alimentación y a la agricultura. Se reúne cada dos años en sesión ordinaria, pero puede reunirse cada año en sesión extraordinaria. La Conferencia elige al Consejo y al Director General de la FAO. El Consejo comprende 49 Estados miembros, es el órgano ejecutivo de la Conferencia que actúa en el intervalo de sus sesiones, dentro de los límites de las facultades delegadas por ella. Se ocupa específicamente de las cuestiones relativas a la situación mundial de la alimentación y de la agricultura, y a las actividades actuales y futuras de la Organización, incluido su programa de trabajo y presupuesto. En el ejercicio de sus funciones, el Consejo está asistido por comités, en particular por el Comité del Programa, el Comité de finanzas y el Comité de Asuntos Constitucionales y Jurídicos.
Entre estos órganos directores, cabe mencionarse especialmente la existencia del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial al cual se refiere el artículo III. 9 del Acta Constitutiva de la FAO y que fue objeto de una importante reforma en 2009. Integrado por los Estados que lo solicitan al Director General, por el PMA y el FIDA, este Comité es ahora susceptible de acoger también a las ONG y a actores del sector privado. Asimismo, está previsto que un número mínimo de representantes de la sociedad civil, fijado por el Comité, participe en las discusiones. Aunque privados del derecho a voto, estos representantes están invitados a participar en los debates sin necesidad de esperar a que los miembros hayan intervenido y a presentar documentos y propuestas formales. Así, encuentran en este Comité, que es escuchado por la Asamblea General de las Naciones Unidas y cuya vocación consiste en ser “la principal plataforma internacional e intergubernamental incluyente para el trabajo conjunto de todas las partes interesadas con miras a garantizar la seguridad alimentaria y nutricional para todos”, un foro en el cual compartir su experiencia y su experticia y donde proponer soluciones de reforma. En la práctica, varias ONG han aprovechado la oportunidad para presentar sus análisis sobre los fenómenos del llamado acaparamiento de tierras y de la volatilidad de los precios agrícolas durante las sesiones de 2010 y 2011.
El presupuesto de la FAO está compuesto de contribuciones de los Estados miembros y de aportes – más modestos – de los Estados asociados. Su presupuesto ordinario para 2010-2011 ascendió a mil millones de dólares. Las contribuciones voluntarias de los miembros y de otros socios son cercanas a los 1,2 mil millones de dólares y apoyan la asistencia técnica y la ayuda de emergencia (incluida la rehabilitación) para los Gobiernos, así como el apoyo directo a su actividad básica. La FAO fue así una de las principales organizaciones beneficiarias del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Además, desde la década de 1970 emplea fondos fiduciarios que tienen la particularidad de permitir una afectación de sumas giradas a proyectos específicos. Los trabajos financiados por los fondos fiduciarios son muy diversos y se relacionan principalmente con las enfermedades de plantas, la mejora de semillas, el desarrollo de la ganadería, la consolidación del crédito agrícola o también con la capacitación de los campesinos.
La información es la primera tarea asignada a la FAO por su Acta Constitutiva (véase el art. 1º). Recopila las informaciones provenientes de los Estados y de otras organizaciones internacionales; lleva a cabo encuestas en el terreno; y difunde sus resultados a través de su sitio web y de boletines informativos, revistas, informes y otras obras que publica. Su oficina jurídica ejerce también una función de asesoría y de asistencia, enviando técnicos al lugar a solicitud de un Estado. Por último, es un lugar de intercambio, en la sede de la Organización o en las oficinas descentralizadas, para las negociaciones sobre los principales temas de la alimentación y la agricultura.
La Organización publica cada año una serie de informes que proporcionan datos valiosos, en particular, sobre el estado mundial de la inseguridad alimentaria, de la agricultura, de la pesca y de los mercados agrícolas. Estudios temáticos complementan estas fuentes de información (el papel de la mujer, los biocombustibles, las biotecnologías, la ayuda alimentaria…) y gran cantidad de estadísticas clasificadas por país están disponibles. Pero entre estas publicaciones, una ocupa un lugar aparte: se trata de las Directrices voluntarias que apoyan la realización progresiva del derecho a una alimentación adecuada en el contexto de la seguridad alimentaria nacional, aprobadas por el Consejo de la FAO en 2004.
Estas directrices han sido desarrolladas por un grupo de trabajo que actúa bajo mandato del Consejo de la FAO. Son instrumentos que no implican ninguna obligación jurídicamente vinculante para los Estados o las organizaciones internacionales – de ahí su carácter voluntario -, que están destinados a orientar la acción de los Gobiernos en la realización del derecho a una alimentación adecuada. Han sido formuladas 19 recomendaciones para este fin, a menudo en términos muy generales. Se le solicita a los Estados: garantizar la existencia de un entorno económico y social tranquilo y estable; implementar políticas públicas de combate a la pobreza y de desarrollo sostenible; respetar los derechos fundamentales; y garantizar el acceso a la justicia (Directriz 1). La FAO les solicita también tomar medidas para desarrollar y apoyar las actividades económicas, incluyendo a la agricultura (Directriz 2). La Directriz 4 se refiere al mercado, que es considerado como una solución en la lucha contra la inseguridad alimentaria (a través, por ejemplo, de la movilización del ahorro, del establecimiento de niveles adecuados y sostenibles de la inversión productiva gracias a los créditos en condiciones favorables o de la prevención de las prácticas anticompetitivas). El texto incita también al reconocimiento explícito en la legislación nacional, del derecho a la alimentación (Directriz 7) y a la implementación de reformas agrarias (Directriz 8). Por último, se hacen propuestas para garantizar la seguridad sanitaria de los alimentos (Directriz 9) o para sensibilizar a las jóvenes generaciones sobre la protección de la biodiversidad (Directriz 11).
El modelo de las directrices se empleó recientemente en el ámbito de la pesca (Directrices Internacionales para Asegurar la Pesca Sostenible en Pequeña Escala, 2011), así como en el ámbito particularmente espinoso de las inversiones inmobiliarias y de los “acaparamientos” de tierras (Directrices voluntarias sobre la gobernanza responsable de la tenencia de la tierra, la pesca y los bosques en el contexto de la seguridad alimentaria nacional, 2012).
A pesar de estos factores, la influencia de la FAO se reduce, su burocracia está siendo señalada por una auditoría externa. Debe encontrar la manera de reposicionarse, particularmente en relación con las ONG, y de aclarar sus posturas que a veces pueden parecer contradictorias; una ambigüedad ilustrada, por ejemplo, por el apego expresado en repetidas ocasiones en sus Directrices, a un sistema de comercio internacional del cual muchos en la sociedad civil denuncian la impotencia, en el estado actual, para garantizar el objetivo de la seguridad alimentaria y el acceso a la alimentación.
Bibliografía sugerida: FOUILLEUX, È. (2009), À propos de crises mondiales… Quel rôle de la FAO dans les débats internationaux sur les politiques agricoles et alimentaires ?, Revue française de science politique, volume 59, p. 757 (consultable en línea); HAMBIDGE, G. (1955), The Story of FAO, New York, Van Nostrand; SOUDJAY, S. (1996), La FAO, Organisation des Nations Unies pour l’alimentation et l’agriculture, Paris, éd. L’Harmattan.
ANNABEL QUIN Y JEAN-PHILIPPE BUGNICOURT
Véase también: – Acuicultura – Codex Alimentarius – Conferencia de Hot Springs – Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola – Inversiones Internacionales– Seguridad alimentaria.