Presentación
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Microcrédito
No existe, en el Estado, ninguna definición legal o reglamentaria del término “microcrédito”. Esta es la razón por la cual el microcrédito se confunde a menudo con la “micro finanza”, que sin embargo, en la práctica, no es más que uno de los elementos constitutivos de esta, como lo son también el “micro seguro” y la movilización del ahorro local.
En los países en desarrollo (PED) coexisten dos tipos de microcrédito en las zonas rurales: el crédito de garantía soldaria y las mutuales de ahorro y de crédito.
Experimentado en la década de 1970 en Bangladesh, el modelo del Banco Grameen (bancos comunales) del profesor Muhammad Yunus (Premio Nobel de la Paz en 2006) consiste en un crédito de garantía solidaria, respaldado por un intermediario bancario. Es un préstamo otorgado a un grupo compuesto por cinco individuos, ligados solidariamente entre ellos. Funciona bajo un control social piramidal: si un miembro incumple, entonces el grupo en su totalidad queda excluido del banco que respalda el microcrédito. En las zonas rurales, el riesgo es menor tomando en cuenta el conocimiento entre las personas originarias de un mismo pueblo, de la misma comunidad. Sin embargo, es diferente en las áreas urbanas, donde la asimetría de información entre los miembros (individuos son más anónimos frente a los demás) y el riesgo moral (es decir, el riesgo de comportamiento oportunista) son más fuertes. Este modelo es adecuado en las áreas rurales más densas y demuestra que incluso los más pobres de los pobres son capaces de desarrollar y administrar crédito solidario. Resulta menos eficaz en el caso de las zonas con baja densidad de población, por los costos de transacción (procedimientos u operaciones que permitan intercambios mutuamente beneficiosos) que son muy elevados, debido a la dispersión y a la lejanía de la población, especialmente en el caso de las economías de localidades pastorales. Otra limitación se deriva también del postulado del modelo según el cual “en cada persona en situación de pobreza duerme un empresario”. Pero la mayoría de los solicitantes son, en primer término, empresarios de su vida cotidiana, que buscan financiar a corto plazo las actividades generadoras de ingresos.
Las mutuales de ahorro y crédito son históricamente los agentes locales de micro finanzas rurales, combinando la movilización del ahorro y el microcrédito. Estos actores del microcrédito se inspiraron, en su organización y en su funcionamiento, en los principios mutualistas de cajas locales de crédito agrícola o mutual del siglo XIX en Europa y Canadá. Esta cooperación es la base del modelo, donde la solidaridad comunitaria está al servicio de un proyecto regional, una construcción económica y social regionalizada. En Benin, la Faitière de cajas de ahorro y crédito agrícola mutuo (FECECAM), creada en 1990, pertenece a este modelo. En Cotonou, ella ofrece microcréditos a las mujeres, crédito individual y colectivo.
El modelo de crédito-ahorro sobre el cual se basa supone un aporte mínimo de ahorro del 10%. Su objetivo con-siste en apoyar el mejoramiento de las capacidades de los individuos (“libertad de elección” en el sentido de Amartya Sen), al financiar la salud, al mismo tiempo que mantiene la rentabilidad de cada caja.
En los países en desarrollo, se trata principalmente de actividades agrícolas que requieren préstamos a corto plazo, que están involucradas por el microcrédito ofrecido por las organizaciones de micro finanzas rurales. En efecto, el Fondo Monetario Internacional promueve la agricultura intensiva, cuyos volúmenes de financiamiento son demasiado importantes como para adoptar modelos de microcrédito. Se trata de financiar la economía local y de mantener el financiamiento de una economía rural más bien de subsistencia.
El microcrédito no se limita a los países del Sur. En efecto, la historia de la economía financiera (bancaria y monetaria) supera la experimentación de “crédito honesto” del siglo XIV, con los monjes Recoletos y Franciscanos. La aspiración de este crédito solidario era, desde esa época, proteger a los indigentes tanto de la usura de los prestamistas de calle, que los empobrecía, como de las prácticas de donativos, que los alienaba (la deuda moral es más difícil de pagar porque afecta a la dignidad misma del receptor). En el siglo XVI, los Montes de Piedad se desarrollan en el sur de Europa de obediencia católica, que ofrece otra forma de microcrédito “social”: el préstamo de empeño. No se trata, por lo tanto, de proporcionar una suma mínima previa a la manera de las mutuales de ahorro y de crédito de los países en desarrollo, sino más bien de separarse momentáneamente de la propiedad de bienes muebles, a cambio de una disponibilidad inmediata de dinero en efectivo.
A finales de 1990, el Crédit Municipal de Nantes fue una de los primeras en Francia en experimentar el “préstamo estabilidad”, un microcrédito para cubrir los “trésoreries domestiques en délicatesse”. Desarrolla entonces una coproducción de servicio bancario solidario en las zonas urbanas, vinculando la ingeniería social de los centros comunitarios de acción social, con la ingeniería bancaria solidaria, de conformidad con su propia esencia de establecimiento público de crédito y ayuda social. Al mismo tiempo, María Nowack crea la Asociación para el Derecho a la Iniciativa Económica (ADIE), inspirán-dose en el modelo del Grameen Bank para apoyar la creación de micro-empresas de personas con dificultades para acceder al mercado de trabajo. Estas iniciativas se encuentran apoyadas en el nivel europeo desde la década de 1990, como parte del programa de “Ahorro solidario de proximidad contra la exclusión” (ASOPE).
Bibliografía sugerida: ARMENDARIZ DE AGHION, B., MORDUCH, J. (2005), The Economics of Microfinance. MIT Press; FONTAINE, L. (2008), L’économie morale, Pauvreté, Crédit et confiance dans l’Europe préindustrielle, Paris, éd. Gallimard; SEN, A. (2012), L’idée de justice, Paris, éd. Flammarion ; SERVET, J.-M. (2006), Banquiers aux pieds nus. La microfinance, Paris, éd. O. Jacob; WAMPFLER, B., DOLIGEZ, F., LAPENU, C.(2010), Organisations professionnelles agricoles et institutions financières rurale : construire une nouvelle alliance au service de l’agriculture familiale, Cahiers de l’IRC.
PASCAL GLEMAIN
Véase también: – Trabajadores agrícolas.