Índice analítico

Catástrofe

El concepto de catástrofe reenvía a una serie de hechos que alteran de modo grave el orden normal y ordinario de las cosas. Su gestión remite a las medidas que se adoptan ante este tipo de alteraciones, que suelen clasificarse conforme los diferentes momentos que la integran; cada momento corresponde a la aplicación de estrategias distintas (estrategia previa – prevención; estrategia de gestión de crisis – urgencia; estrategia posterior – reconstrucción).



Existen diferentes tipos de catástrofes que determinan diversos modos de gestión. Su clasificación es una tarea compleja en la que se suele considerar su origen según se trate de eventos naturales o tecnológicos. En el primer caso, se distingue entre catástrofes naturales de índole geológica (como terremotos, aludes, erupciones volcánicas) o de raigambre hidro-meteorológica (como huracanes, inundaciones, sequías). En el supuesto de las catástrofes tecnológicas suele referirse a accidentes nucleares, explosiones de grandes industrias, apertura de proyectos hidráulicos, de minería, etc. A las dos categorías expuestas, además, podrían sumarse procesos progresivos de degradación del ambiente que conducen a escenarios catastróficos como, por ejemplo, la desertificación.

Aun cuando esta clasificación aparece correcta y permite ordenar los diferentes escenarios posibles, es cierto que actualmente se torna difícil separar los eventos naturales de las acciones humanas de manera absoluta, en particular, cuando estas acciones son cardinales en el origen de las catástrofes. Ello se observa, verbigracia, en el caso del cambio climático, problemática que, además, ha sido ligada de manera directa con la cuestión alimentaria, por ejemplo, en diferentes pronunciamientos de la FAO. Se estima que en el período 2050-2100 podrían producirse consecuencias potencialmente catastróficas por las dificultades que el calentamiento global generará en los ecosistemas que son necesarios para la agricultura.

Ante este heterogéneo tipo de eventos, la gestión de las catástrofes aparece como un elemento central debido a que conforma el sistema mediante el cual se atiende no sólo a la materialización de los riesgos, sino también, a la consolidación de medidas de prevención y a la elaboración de políticas de reconstrucción y de rehabilitación adecuadas. Las medidas adoptadas antes, durante y después de las catástrofes deben, asimismo, respetar los derechos humanos de quienes se encuentran afectados.

Las estrategias que se determinan para los distintos momentos configuran un sistema de gestión de catástrofes que no sólo se ocupa de gobernar la situación de desastre, sino también, de prevenirla y de diseñar medidas para el tiempo posterior a su acaecimiento. Un sistema de gestión comprende, entonces, medidas preventivas que permitan actuar de manera anticipada mediante, verbigracia, la disposición de información actualizada y completa sobre los riesgos existentes, la construcción de sistemas de alerta temprana, la consolidación de políticas tendientes a reducir la vulnerabilidad; todo lo cual exige una colaboración con la sociedad civil a los efectos de una mejora en la construcción de estrategias de este tipo, posibilitando recuperar experiencias. Asimismo, el sistema se integra por las medidas de emergencia que se refieren a la capacidad de respuesta existente en relación con los impactos ocasionados por el desenvolvimiento de la catástrofe. Las mismas difieren según el tipo de catástrofe de que se trate y se modelizan conforme los distintos momentos de la emergencia. Su objetivo consiste en gobernar la situación catastrófica, lo que implica la existencia de instituciones – estatales y de la sociedad civil – que, de manera articulada, posean la capacidad de gestionar el período de crisis en el que se torna central, verbigracia, el desplazamiento de personas, el acceso a la alimentación, las evacuaciones. Por último, las medidas de reconstrucción y rehabilitación son parte del sistema de gestión y se refieren al momento que sigue a la emergencia. Su objetivo consiste en restablecer la normalidad lo que puede implicar, por ejemplo, la relocalización de poblaciones, la protección de los desplazados, entre otras medidas.




La problemática relativa a las catástrofes ha sido objeto de tratamiento en los diferentes espacios regionales así como, también, en el ámbito internacional. En 2005 se celebró, en el marco de Naciones Unidas, la Conferencia Mundial sobre Reducción de Desastres en Hyogo, Japón. Allí se suscribió la Declaración de Hyogo y se configuró un Marco de Acción para el período 2005-2015. Dentro de las organizaciones representadas en la Conferencia se encontraba la FAO. El Marco de Acción se focaliza en la prevención de las catástrofes y el tema alimentario aparece como una prioridad de acción establecida en el documento. En ese sentido, en el Informe de la Conferencia se expresa, como una forma de reducción de factores de riesgo subyacentes, la necesidad de promover la seguridad alimentaria debido a que se constituye como un factor importante para asegurar la resiliencia de las comunidades frente a amenazas de diferente naturaleza, entre las que se destaca la exposición a sequías, inundaciones y ciclones. También se plantea, dentro de las medidas para fortalecer la preparación para casos de desastres, la promoción de ejercicios periódicos de preparación que incluyen ejercicios de evacuación y acceso a suministros esenciales de socorro alimentario.




Bibliografía sugerida:  BECK, U. (2002), La sociedad del riesgo global, Barcelona, Siglo XXI;  ONU (2005), Informe de la Conferencia Mundial sobre la Reducción de los Desastres, Kobe, Hyogo (Japón);  MARTIN, G. (2000), La gestion mondiale des risques majeurs, in La mondialisation du droit, bajo la dirección de E. Loquin et C. Kessedjian, Travaux du Centre de recherche sur les marchés et les investissements internationaux (CREDIMI), Paris, éd. Litec.

MARÍA VALERIA BERROS

Véase también:Crisis sanitariaMitigaciónResponsabilidad internacional.